En ingeniería civil la fundación de una estructura o cimiento es aquella parte de la estructura encargada de transmitir las cargas actuantes sobre la totalidad de la construcción al terreno. Dado que la resistencia y rigidez del terreno son, salvo raros casos, muy inferiores a las de la estructura, la cimentación posee un área en planta muy superior a la suma de las áreas de todos los pilares y muros de carga.
Lo anterior conduce a que los cimientos sean en general piezas de volumen considerable, con respecto al volumen de las piezas de la estructura. Los cimientos se construyen habitualmente en hormigón armado y, en general, se emplea en ellos hormigón de calidad entre fck=21 MPa a 28 días, ya que no resulta económicamente interesante el empleo de resistencia mayores.
Sin embargo, en casos especiales de grandes construcciones y/o de muy baja capacidad portante del suelo, puede ser interesante el empleo de hormigones de mayores resistencias. O el uso de empleo de cimentaciones profundas.
El terreno, estrictamente hablando, es también un material de construcción, pero presenta con todos los demás una diferencia importante y es que no ha sido elegido por el técnico. Las posibilidades de cambiarlo son casi siempre pocas y únicamente podemos, en ocasiones, modificar alguna de sus propiedades. Rara vez es económica la sustitución.
Por ello, es la cimentación la que habrá de proyectarse de acuerdo con el suelo y en muchos aspectos la selección y la disposición de la propia estructura vendrá también condicionada por él. La interacción suelo-cimiento es importante para el cálculo de la cimentación y a su vez depende fuertemente de las deformabilidades relativas del suelo y del cimiento. Desgraciadamente nuestros conocimientos sobre el cálculo de esas deformaciones son escasos todavía. Frecuentemente, se piensa que esa falta de conocimientos es importante en lo que se refiere al suelo, pero que en lo referente a la estructura nuestros métodos de cálculo son satisfactorios. Esto no es así y la parte relativa al cálculo de las deformaciones en las estructuras de hormigón es todavía insuficientemente conocida.
Por otra parte, con frecuencia las estructuras de cimentación son altamente hiperestáticas y su cálculo preciso resulta muy complejo y raras veces posible. El ordenador ha venido a suministrar una gran ayuda para bastantes casos, pero no debe olvidarse que el conocimiento, todavía imperfecto de las características del suelo, de las del material hormigón y de las de las piezas de hormigón estructural, hacen ilusorio el pretender una gran precisión en los resultados.
Por todo ello el proyectista de cimientos ha de ser especialmente cuidadoso con los métodos de cálculo que elija y especialmente prudente al aplicarlos. En este sentido, el proyectista no debe olvidar que las cimentaciones usuales están ocultas y formadas por piezas generalmente muy rígidas comparadas con las de la estructura. Por tanto el fenómeno de la fisuración, que es un excelente síntoma de aviso, propio de las estructuras de hormigón. No es observable en los cimientos. Tampoco las deformaciones de un cimiento excesivamente solicitado suelen ser tan importantes como para constituir un síntoma de aviso. Todo ello acentúa la necesidad de una especial prudencia y cuidado tanto en la concepción como en el cálculo y los detalles al proyectar y construir cimentaciones. La durabilidad de estos elementos debe ser muy especialmente considerada en el proyecto, en la selección de materiales y en la ejecución: ya que cualquier fallo no será observable, en la mayoría de los casos, hasta no alcanzar elevada importancia.
Existen diferentes tipos de cimentaciones en la presente memoria Laboral solo se hace referencia a dos tipos de zapatas superficiales:
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